Él utilizaba el método ?con nadie como contigo? que consiste en idealizar abiertamente a la pareja con frases como ?sólo contigo lo hago?, ?las otras me aburren?, ?nunca pensé que yo haría esto?, ?lo que pasa es que tú me excitas?; y esporádicamente, sólo para conservar la tradición, aquél melodramático ?si me dejas me mato?; o el idílico ?quisiera que el mundo desapareciera y quedáramos solos tú y yo?.
La mujer era entonces un globo y cada frase un soplo, de suerte que al mes o dos de elogios relucía brillantemente inflada; era entonces cuando él daba el pinchazo que la mandaba a volar.
La aguja consistía en un ?te estás poniendo gorda?, subía a un ?estás aguada?, para culminar en la violenta aparición en close-up de él besándose con otra.
La cosa no paraba ahí pues ?con nadie como contigo? llegaba a su clímax en la reconciliación, que era a la vez la repetición del método sólo que más lento y con las ligeras variantes que el antecedente requería; llegaba entonces a aceptar ?fui un tonto? o a pedir ?perdóname, no sé por qué lo hice, si con nadie siento lo que contigo?.
Ahí empezaba otra vez el juego del globo y el aliento hasta el pinchazo.
Cada víctima le aguantaba hasta tres infladas y hubo quien, con todo y sospechas, llegó a soportar cinco. Después de lo cual había que empezar de nuevo, con otra.
Angel Norzagaray
1 comentario:
El soplo que nos eleva al cielo y el pinchazo regresandonos a la tierra. Lastima, los globos no son reutilizables, a menos que se les ponga en un proseso tardado como es para el plástico.Pero...no soy de plástico, no requiero de alguien que me diga que linda soy por que lo se, no es ego, es realidad.
A volar por donde me plasca
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