Canto VIII

jueves, mayo 11, 2006

Hablemos del arte de engañarnos,
de creer en la religión de los lugares.

Hablemos de lo viles que somos
cuando callamos y pensamos en el otro.

Por ejemplo, cabe mencionar, los kilómetros
de palabras que transitamos para creer
que los vientos nos llevan a buen puerto.

¿Hasta cuándo seguiremos pensando
que la metafísica puede ayudar en algo?

Hablemos de la complacencia y la tolerancia,
del cristal y su reflejo, de la suerte y los dados,
-como si la existencia fuera una mesa de apuestas-

Hablemos de algo más sencillo, que ambos conocemos bien,
del arte de amar y sentirse desamado.