miércoles, agosto 02, 2006

Terrible por sus dimensiones, y observada con temor desde tiempos inmemoriales, es la locura del elefante. No se origina por contagio. Es un mal distinto. Al elefante lo trastornan la soledad, el abandono de su tribu, el insatisfecho celo, la frustración. Se colma su ira, que se desborda: su cerebro se rebela contra el mundo y sus objetos, arrasa a su paso cualquier obstáculo. A través de la devastación, el animal huye de sí mismo.

..Equívoco es llamar divina a la locura de un paquidermo. Su locura es sinónimo de la violencia humana.


El último elefante, Bernardo Ruíz

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