sábado, mayo 01, 2004

...


Yo marcaba su número
en un viejo teléfono de una oscura oficina...
me decía que todo seguía igual: su vida,
su suerte, su hijo y sus deseos...
Le daba animos y le llenaba el mundo
de esperanza, aunque la esperanza
fuera un cruel invento para dibujarle un destino...
Y luego volvíamos al juego del olvido,
el reencuentro y otra vez el silencio...

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